"Piazza Navona"

Author: Angel Kuenka / Etiquetas: ,

El estilo de este conjunto arquitectónico es barroco. Piazza Navona, como todas las grandes plazas italianas, ha sido el escenario de multitud de obras dramáticas y de la Comedia del Arte.

Siguiendo el concepto urbanístico barroco un papa del siglo XVII convirtió el espacio que en otro tiempo ocupó el estadio de Domiciano en punto de encuentro popular tal como habría hecho cualquier emperador de la Roma Antigua.

La palabra "navona" se cree que es una degeneración de "Agon" competición de atletismo- esto explica el origen del nombre de la iglesia que se alza en la plaza "Sant’ Agnese in Angone". Los restos del estadio de Domiciano, protegidos por una estructura de cristal, se pueden ver en el n° 16 de la cercana Piazza del Tor Sanguigna.

En otro tiempo el estadio se inundaba de agua para celebrar batallas navales, uno de los juegos de la Roma Imperial que siguió practicándose hasta el siglo pasado. Era un divertimento más para las familias de los papas, nobles y prelados que pasaban el verano en la ciudad.

Historia

86 d.C. El emperador Domiciano ordena construir en un suburbio de Roma (Campo Marzio) un estadio en forma de U para pruebas de atletismo y unas gradas de piedra con cabida para 15.000 espectadores.

Edad Media. El estadio - en cuyos pórticos se ejerce la prostitución- se alza junto a la ruta seguida por los papas en su camino hacia la residencia de San Juan de Letrán en San Pedro - la iglesia más importante de la Cristiandad. Los asientos originales se mantuvieron en uso hasta el siglo XV - época de los torneos de caballeros.

1644. En este lugar se alza el pequeño edificio de la familia Pamphili. Uno de sus miembros, Inocencio X, transformó el estadio en una bellísima plaza que decoró con tres obras maestras del barroco: la Fontana dei Quattro Fiumi (Bernini), la Iglesia de Sant’Agnese in Agone, antigua capilla de la familia del papa (Borromini) y el Palazzo Pamphili - residencia de Donna Olimpia, cuñada de Inocencio X.



Fontana del Moro
En 1653 Bernini, artista infatigable - aunque la mayoría de los bocetos que llevan su firma los realizaban sus ayudantes-, añadió la figura del moro mimando a un delfín.

La fuente original fue proyectada en 1575 por Giacomo della Porta.
La tercera fuente, al norte, fue reformada en el siglo XIX para igualarla a la del Moro.







Fontana dei cuattro fiumi
Junto con la Fontana de Trevi es uno de los mejores ejemplos de urbanismo barroco - el gorgoteo del agua y los destellos de luz están pensados para avivar la atmósfera de la plaza.

Bernini recrea el entorno natural de los cuatro ríos más importantes de la época. Sobre el grupo escultórico, coronándolo, se alza un obelisco egipcio. No pasemos por alto la gruta hueca debajo de la figuras: un truco manierista para que el obelisco parezca estar suspendido en el aire.

El Nilo, el Danubio, el Ganges y el Río de la Plata representan los cuatro ángulos de la Tierra. Para sufragar los inmensos costes del proyecto el papa Inocencio X impuso una tasa sobre el pan. Ésta medida tan impopular le hizo sufrir años de improperios de todo tipo. Tambien su cuñada pasaría lo suyo cuando le pusieron el mote de Olim Pía - alusión a su supuesta pérdida de virtud.

En 1651 el papa convoca a concurso el proyecto para la construcción de un nuevo monumento. En un principio se creía que lo iba a ganar el protegido del papa - Borromini - pero al final se lo llevó Bernini - se cuenta que éste recurrió a Olimpia para que entregara al Papa como regalo una maqueta del proyecto en plata maciza.











Sta. Agnese in Agone

Para reconocer el talento innovador de Borromini recomendamos observar con detenimiento la fachada de la iglesia. Su arte queda patente en la perfecta utilización de la línea curva para dar profundidad y grandiosidad al conjunto.

A diferencia de los demás interiores de Borromini - caracterizados por su sobriedad- el de Sant’Agnese peca de una excesiva ornamentación. Al maestro Bernini se debe parte de la decoración interior: los mármoles en tonos cálidos, los frescos de la cúpula (1670-90), que encargó a Ciro Ferri, y los del penacho, obra de Baciccio (1662-72).






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